2 abr 2012

Hola Neus



Hola Neus
Hace tiempo que quería dedicarte un paréntesis en mi vida y hacerte algunas confesiones. Sé que me perdonarás el no haberlo hecho antes. Quizás todavía no estaba preparado.
Difícil papel social el tuyo. Este papel descrito de manera un poquito despectiva por muchos como el de “suegra”, “madre política” (apelativo de lo más político, por cierto).
Quiero que sepas que no quiero ser incluido en este numeroso grupo.
Para mí no fuiste una suegra, ni tampoco fuiste algo más. Esto sería competir.
Para mí fuiste alguien a quién consideré lo más cercano a una madre y a la vez amiga, porque hubo mucho tiempo y ocasiones a lo largo de nuestras vidas en que me lo pudiste demostrar. Pero lo más bonito es que llegaste a hacerlo con todo aquel que te importaba. No podías evitarlo. En caso contrario no habrías sido tú.
Me invaden los recuerdos contigo, algunos de ellos de lo más cómico, porque tenías tu puntito. No te importó nunca qué pensarían los otros de tí. Hacías lo que te daba la gana y punto, eso sí, procurando que tus actos no perjudicaran a nadie. Curiosamente, sí que te importaba demasiado lo que pensaran los demás respecto al resto de miembros de tu familia. Bien, al fin y al cabo eres cáncer, un signo lleno de contradicciones y pequeñas locuras. Justo las que te modelaron esta personalidad única e irrepetible.
Me costó entenderte, pero cuando por fin lo conseguí, mejor dicho, lo conseguimos, descubrimos que teníamos más puntos en común que diferencias.
Nunca pudiste tener aquel médico o abogado que hubieras deseado para tu hija, pero al final apreciaste mucho más el tener a alguien que se ocupó de tu hijo, ayudando en todo lo posible a un padre que por su duro trabajo no pudo coordinar sus horarios con los del pequeño durante muchos años. Soy quien también quien trató de hacer feliz a tu hija, quien te traía del brazo por el casco viejo de Barcelona para que pudieras perderte dentro de aquellas tiendas de anticuarios que tanto te gustaban, o aquel que también dibujaba y pintaba como tú porque los dos eamamos el arte y la arquitectura.
¿Recuerdas que cada verano, desde la playa, te traías el sol a casa para ponerte negra como el carbón?. Ah, la playa, el mar y tú! Vaya tres!
Sería muy largo relatar aquí estas aventuritas que vivimos todos juntos, pero quiero que sepas que cuando el destino se ensañó con tu cerebro dejándolo casi KO no nos costó nada cuidarte. Que los 42 dibujos a la pluma que hice a tu lado, mientras pasábamos juntos las tardes de estos dos cortos años y que tú aprobaste con tu bendición artística, fueron un verdadero éxito, quizás el más grande que haya tenido nunca en una exposición.
Sé también que desde donde tus cenizas reposan, en tu terreno, allí donde siempre quisiste estar, estás bendiciendo o supervisando cualquier paso que damos, y a mí en concreto, me traes suerte cada vez que expongo mis obras.
También sé que ahora tu alma está junto a la de mi padre, comentando aquellas cosas que no tuvisteis tiempo o ganas de afinar en esta vida y casi juraría que nos observáis con curiosidad y con un cierto orgullo.
Siempre decías que te gustaba la canción “A mi manera” cantada por Frank Sinatra, porque entendías que te definía a la perfección. Nosotros también lo pensamos. Por eso quisimos que unos violines y una dulce flauta la interpretaran para tú el día que nos dejaste.
Un besito de complicidad y agradecimiento.
Para tí, Neus

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